- Tenga, abuela. Esto es para que ponga todas sus cosas ahí. ¿Quiere que la ayude? - dijo. - No hija, te lo agradezco, muchas gracias, pero no me hace falta.
- ¿No quiere usted un café, don Pepe? - preguntó Lucero. - No, muchas gracias.
- Asiento, asiento - dijo Patty, señalando el viejo sillón de cuero de su oficina - . ¿Quieren tomar algo? - No, muchas gracias - dijo don Rafael - . Yo lo que quiero es ver al señor Larrañaga.